OPINIÓN: El reflejo del fútbol peruano

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Por Rubén Marruffo Carranza (*)

En las últimas semanas hemos escuchado con mayor frecuencia la frase "es el reflejo del fútbol peruano" para disfrazar, justificar o explicar los malos resultados en competencias internacionales a nivel de clubes. Y la clasificación obtenida el último jueves por FBC Melgar en Copa Sudamericana, precisamente reafirma esa frase.

Y aunque parezca contradictorio, respaldamos lo dicho porque consideramos que el proyecto que desarrolla actualmente Melgar de manera sostenida y sobre todo respaldado en pilares innegociables, es frecuente en realidades deportivas alejadas de nuestras fronteras.

Cuentan, a modo de relato, que a fines del 2013, cuando Jader Rizqallah se reunió con Juan Reynoso para involucrarlo en el proyecto Melgar, escuchó la pregunta: "cuáles son tus objetivos, cómo piensas trascender. No se trata solamente de lograr resultados, sino de dar el salto de calidad que hace falta en el país".

El inversionista 'compró la idea' y aunque en los primeros años se pensó que Melgar rompía el mercado con una gran inversión, es bueno mencionar que simplemente se optimizaron los recursos. El equilibrio presupuestal es la definición exacta. 

Ese mismo equilibrio lo tuvo Jader Rizqallah para continuar con el proyecto aún cuando hubo escasez de resultados o decepciones deportivas acompañadas de injusticias, como aquella definición por penales con Alianza Lima del 2019. 

Ese mismo equilibrio debió tener Reynoso para vivir lejos de su familia varios años, viajando cada 3 semanas a México, para visitarlos por unos días. Por eso, el sismo que azotó Ciudad de México en 2017 aceleró la partida del DT para reunirse con su familia. Ese mismo equilibrio tuvo que ser virtud de Gustavo Vivanco, para conciliar el aspecto deportivo con el logístico. 

Y aunque la historia puede considerar que el momento más importante del proyecto se vivió el 16 de diciembre del 2015, cuando Melgar conquistó el título nacional el año de su Centenario, es bueno precisar que el punto de quiebre se dio en horas de lamentos y derrotas: diciembre del 2016, tras perder el título nacional frente a Cristal.

Por esos días, Jader Rizqallah se sentó una vez más con Reynoso para negociar la continuidad del DT, llevándose una gran sorpresa. El técnico no negociaba su continuidad buscando mejoras económicas para él y su comando técnico, sino que condicionaba su permanencia a un proyecto profesional y serio para las divisiones menores.

Así se dio inicialmente la llegada de Enrique Meza y un staff de trabajo, para el cargo que hoy ocupa con mucho éxito Marco Valencia desde 2018. Casi de inmediato se puso en marcha la Casa Hogar, lugar donde pueden vivir hasta 20 muchachos con los sueños de ser futbolistas profesionales. Además de entrenar, reciben estudios escolares gracias al convenio con el Centro Educativo Talent School. Y lo que ya culminaron el colegio, pueden aprender inglés por el convenio con el Centro Cultural Peruano Británico.

La falta de infraestructura propia ha sido reemplazada por convenios institucionales que le permiten contar con campos de entrenamiento en buen estado, y un estadio cómodo con el de la Universidad San Agustín (Unsa).

En la actualidad Ricardo Bettocchi reemplaza a José Suárez en la presidencia del club. Este último, un abogado de mucho prestigio en Arequipa, debió dejar Melgar por ocupaciones personales. Bettocchi, una persona del entorno más cercano de Jader, asumió el reto con la ilusión de apoyar al amigo.

Édgar Villamarín, un nombre histórico en Melgar por el título del 2015 se hizo cargo de la gerencia deportiva y siguió con la línea de trabajo, agregándole detalles propios, pero cumpliendo con las exigencias y necesidades de Néstor Lorenzo y Marco Valencia.

Ojalá y pronto, más clubes en el país se animen a desarrollar trabajos profesionales, pero sobre todo sostenibles en el tiempo y más allá de la simple anécdota de "si la pelota ingresó o no…", porque de ser así, este proyecto hubiera abortado años atrás. 

(*) Periodista deportivo

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